viernes, 11 de julio de 2014

¡Quien se rodee de tinieblas no podrá soportar la luz de Mi Hijo!

- Mensaje nº 616 -

Hija mía. Mi querida hija. Hoy, por favor, di a Nuestros hijos lo siguiente: La luz de la tierra que os da Mi Hijo os trae alegría y valor y os hace felices.

Una persona -un alma- que vive en la oscuridad nunca experimentará la verdadera felicidad. Ella, el alma, comienza a marchitarse, como una flor a la que se priva de la luz del sol. La persona se entristece, siente desolación, ya no tiene valor para vivir, ni alegría.

Muchos caen en estados de ansiedad, preocupación, depresión. La desesperanza se extiende por ellos, y no sienten felicidad alguna. El alma se «apaga» lentamente, es decir, la oscuridad se extiende en su interior y se apodera de ella, y la persona cae en una profunda desolación, que puede conducir a la muerte física, porque donde falta la alegría, el alma y el cuerpo enferman.

Hijos míos. Vivid en la luz de Mi Hijo, pues sólo así experimentaréis la verdadera felicidad, viviréis en Su alegría y alcanzaréis la vida eterna junto a Él y al Padre.

Quien se rodee de tinieblas no podrá soportar la luz de Mi Hijo. Se cegará y huirá, y su eternidad pertenecerá al diablo, pues es príncipe de las tinieblas, y sólo allí, en la oscuridad y la negatividad, se siente a gusto. Sin embargo, no puede soportar la luz de Mi Hijo. Debe ceder, porque la luz divina le inflige dolor y sufrimiento.

Por eso, Mis hijos tan amados, ¡intenta arrastraros a todos a las tinieblas y hacerlas «apetecibles» para vosotros con todas sus seducciones! Os lleva cada vez más lejos en el pecado y la oscuridad, y antes de que os deis cuenta, sois adictos a este estado pecaminoso, que os da sentimientos falsos/transitorios de felicidad a través de patadas (extremas).

Deja las tentaciones del diablo y conoce la verdadera felicidad. Ésta la encontraréis en Mi Hijo, y sólo a través de Él os será dada.

Hijos míos. El diablo trae dependencia, oscuridad y condenación, pero Mi Hijo os da amor, alegría, felicidad y plenitud. Así que venid a Sus brazos y soltad la vida pecaminosa a la que os atrae el diablo.

Dad vuestro Sí a Mi Hijo, para que también conozcáis la alegría verdadera, viva y eterna, y nada podrá apartaros de vuestro camino hacia el Padre, porque el que ama de verdad, sinceramente y de todo corazón a Mi Hijo, vive con Él y deja que Él modele su vida, conocerá la gloria gloriosa del Señor, vivirá en ella y será feliz para siempre. Amén.

Con profundo amor, tu Madre del Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios y Madre de la salvación. Amén.

--- "Venid a Mis Santos Brazos Redentores, y Yo os guiaré durante vuestros últimos días en la tierra. A cada uno le llevaré al Padre, y se le dará la felicidad eterna.

Venid, hijos Míos, y dadme vuestro Sí. Así se os cumplirán las promesas, y los demonios del demonio, así como el propio príncipe de las tinieblas, se apartarán de vosotros. Creed y confiad en Mí. Con profundo amor, tu Jesús.

Hijo del Padre Todopoderoso y Salvador de todos los hijos de Dios. Amén".