Las veinticuatro horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

Las 24 Horas de la Amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo por Luisa Piccarreta, la Pequeña Hija de la Divina Voluntad

Presentación

Estos textos son una traducción del libro italiano, L’Orologio della Passione di Nostro Signore Gesu Cristo, escrito por Luisa Piccarreta (1865-1947), “La Pequeña Hija de la Divina Voluntad”, alrededor del año 1914, en obediencia a la autoridad eclesiástica de ese tiempo, el ahora San Aníbal María di Francia. Esta presentación se tomó principalmente del prefacio de la cuarta edición, que San Aníbal María di Francia había escrito para el original italiano.

Luisa tenía diecisiete años (ella relata estos hechos en el primero de treinta y seis volúmenes que escribió por orden de santa obediencia). En el último día de una Novena de Navidad que Jesús mismo la impulsó a hacer, Él la sorprendió con una experiencia inusualmente vívida de los maravillosos Misterios de Su Amor. Y le dijo que quería derramar Nuevas y Mayores Gracias sobre ella, manifestándole otros Excesos aún más elevados de Su Inmenso Amor e invitándola a continuar dándole compañía interrumpida durante las veinticuatro horas de Su Pasión Dolorosa y muerte.

Luisa Piccarreta
Pequeña Hija de la Divina Voluntad

Mucho más tarde, después de que Luisa ya había estado Viviendo estas Horas de la Pasión intensamente en su interior durante más de treinta años, el ahora San Aníbal di Francia, quien era el delegado eclesiástico en asuntos relacionados con los escritos de Luisa y quien llegó a conocer esta práctica suya, le dio la obediencia para escribir estas Horas. Así fue como comenzó el libro, Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Fue entonces cuando San Aníbal di Francia lo publicó por primera vez. A esta edición siguieron otras siete: cinco en italiano y dos en alemán—siempre con los permisos eclesiásticos adecuados. Recientemente también se ha publicado en inglés y español.

Cuando Luisa terminó de escribir las Horas de la Pasión, escribió una carta que le dio a San Aníbal junto con el libro, quien la incluyó en el prefacio del libro cuando lo publicó. De esta carta llegamos a apreciar cuánto agrada Jesús y cuántos beneficios se derraman sobre el alma cuando practica estas Horas diariamente, como Pan sin el cual uno no puede vivir. Aquí está la carta.

“Finalmente te envío esta copia manuscrita de Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Que todo sea para Su mayor Gloria. También he adjuntado algunas hojas en las que he descrito los Efectos y las hermosas Promesas que Jesús hace a todos aquellos que meditan estas Horas de la Pasión.

“Creo que si quien medita sobre ellas es un pecador se convertirá; si es imperfecto, será perfecto; si es santo, será más santo; si está tentado encontrará victoria; si sufre, encontrará fuerza, medicina y consuelo en estas Horas; si es débil y pobre, encontrará alimento espiritual y un espejo en el que mirarse continuamente, y así se volverá hermoso y similar a Jesús, nuestro Modelo.

San Aníbal di Francia
Pequeño Hijo de la Divina Voluntad

“La Alegría de Jesús es tan inmensa cuando alguien medita sobre las Horas de la Pasión, que le gustaría ver al menos una copia de estas meditaciones siendo utilizada en cada ciudad y pueblo. Porque entonces sería como si Jesús estuviera escuchando Su propia Voz y Sus propias Oraciones que levantó a Su Padre durante las veinticuatro horas de Su dolorosa Pasión. Y si esto lo hacen al menos algunas almas en cada pueblo y ciudad, Él mismo promete que la Divina Justicia se apaciguará en parte, y los castigos serán disminuidos.

“Reverendo Padre: Usted hace un llamamiento a todos. Lleve esta pequeña obra a su conclusión, que mi Amado Jesús me ha hecho hacer.

“También quisiera añadir que el propósito de estas Horas de la Pasión no es tanto el de relatar la historia de la Pasión, ya que ya existen muchos libros que tratan sobre este pío tema y no sería necesario escribir otro más. En cambio, su propósito es reparar: unirnos a Jesús en cada uno de los diferentes momentos de Su Pasión, y con Su propia Divina Voluntad, hacer una reparación digna por cada una de las diversas ofensas que Él recibe, y compensarle todo lo que todas las criaturas le deben.”

"De esto derivan las diferentes maneras de hacer reparación en estas Horas. En algunas ocasiones, el alma Lo bendice, en otras simpatiza con Él, en otras Lo alaba, consuela a Jesús sufriente, Le compensa, Le suplica, reza y Le pide, y así sucesivamente."

"Así pues, te encomiendo la tarea de dar a conocer el propósito de estas Horas a quienes las lean.”

Por lo tanto, en cada ciudad, pueblo y nación, formemos tantos cenáculos como sea posible, en los que se mediten y vivan estas veinticuatro Horas de la Pasión de Nuestro Señor. Que sirvan como tantos relojes vivos, marcando fielmente las horas de cada día, para acompañar a Jesús con nuestro amor, nuestra reparación y nuestra gratitud, pues no Le aman como Él merece. En verdad, Sus propios hijos Lo ofenden y Lo crucifican nuevamente en sus corazones, cerrándole las puertas a la Gracia, al Divino Voluntad."

Sucedió que una vez San Aníbal de Francia fue a casa de Luisa y le contó lo ocurrido durante una de sus visitas con el Papa (siendo amigo íntimo del Papa San Pío X, era frecuentemente recibido por él). Mientras estaba con Él, quiso presentarle el libro, Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que había estado difundiendo. Así pues, San Aníbal le leyó algunas páginas al Papa, concretamente, de la Hora de la Crucifixión. En cierto momento, el Papa lo interrumpió diciendo:

“Padre, este libro debe leerse arrodillado: ¡Es Jesús Cristo quien habla!”

Promesas de Jesús para Quien Reza
Las Horas de la Pasión

De los Escritos de Luisa Piccarreta

Volumen 11 - 10 de abril de 1913

“Dime, mi Bien, ¿qué darás como recompensa a quienes hagan las Horas de la Pasión tal y como Tú les enseñaste?”

Y Él: "Hija mía, no miraré estas Horas como tus cosas, sino como cosas hechas por Mí. Te daré los mismos Méritos que si estuviera en el acto de sufrir Mi Pasión. De esta manera, te permitiré obtener los mismos Efectos, según las disposiciones de las almas. Esto, mientras estés en la tierra - y no podría darte nada mayor por Mi cuenta. Luego, en el Cielo, colocaré estas almas delante Mí, iluminándolas con Rayos de Amor y Contentamiento tantas veces como hayan hecho las Horas de Mi Pasión – a su vez ellas Me iluminarán también. ¡Qué Dulce Encanto será esto para todos los Bienaventurados!"

Volumen 11 - 6 de septiembre de 1913

Estaba pensando en las Horas de la Pasión que ahora han sido escritas, y cómo no tienen ninguna indulgencia. Así pues, quienes las hacen no ganan nada, mientras que hay muchas oraciones enriquecidas con muchas indulgencias. Mientras pensaba esto, mi siempre Adorable Jesús, lleno de Bondad, me dijo: "Hija mía, se gana algo a través de las oraciones con indulgencia. Pero las Horas de Mi Pasión, que son Mis propias Oraciones, Mis Reparaciones y todo Mi Amor, realmente vinieron desde lo más profundo de Mi Corazón. ¿Quizás olvidaste cuántas veces Me uní contigo para hacerlas juntos, e hice pasar los castigos a Gracia sobre toda la tierra? Así pues, Mi Satisfacción es tal que, en lugar de la indulgencia, le doy al alma un puñado de Amor, que contiene Infinito Amor de Precio Incalculable. Además, cuando las cosas se hacen por puro amor, Mi Amor encuentra Su Derramamiento - y no es poca cosa el hecho de que la criatura pueda aliviar y expresar el Amor de su Creador."

Volumen 11 - Octubre de 1914

Estaba escribiendo las Horas de la Pasión y pensé para mí misma: "¡Cuántos sacrificios a fin de escribir estas benditas Horas de la Pasión, especialmente para poner en papel ciertos actos interiores que solo habían pasado entre yo y Jesús! ¿Qué recompensa me dará Él?"

Permitiéndome oír Su Voz Tierna y Dulce, Jesús me dijo:"Hija mía, como recompensa por haber escrito las Horas de Mi Pasión, por cada palabra que hayas escrito, te daré un beso - una alma."

Y yo: “Mi Amor, esto es para mí; ¿y qué le darás a quienes las hagan?”

Y Jesús: "Si las hacen conmigo y con Mi propia Voluntad, les daré un alma por cada palabra que reciten, porque la mayor o menor eficacia de estas Horas de Mi Pasión está en la mayor o menor unión que tengan Conmigo. Al hacerlas con Mi Voluntad, la criatura se esconde dentro de Mi Volición; y como es Mi Voluntad quien actúa, puedo producir todos los Bienes que quiero, incluso a través de una sola palabra. Esto, por cada vez que las hagan."

Otra vez estaba lamentándome con Jesús porque, después de tantos sacrificios para escribir estas Horas de la Pasión, muy pocas eran las almas que las hacían. Y Él: "Hija Mía, no te lamentos. Aunque solo hubiera una, deberías alegrarte. ¿Acaso no habría sufrido toda Mi Pasión incluso para salvar a una sola alma? Lo mismo contigo. Nunca se debe omitir el bien sólo porque pocos se benefician de él; todo el daño es para los que no aprovechan. Así como Mi Pasión hizo adquirir a Mi Humanidad el Mérito como si todos estuvieran siendo salvados, aunque no todos lo estén (ya que Mi Voluntad era salvar a todos, y recibí Mérito según lo que quise, no según el provecho que sacarían las criaturas), lo mismo es para ti: serás recompensada dependiendo de si tu voluntad se identificó con la Mía, queriendo beneficiar a todos. Todo el mal permanece en aquellos que, aunque pudiendo, no lo hacen."

"Estas Horas son las Más Preciosas de todas, porque no son otra cosa sino la repetición de lo que hice en el curso de Mi vida mortal, y lo que continúo haciendo en el Santísimo Sacramento. Cuando escucho estas Horas de Mi Pasión, escucho Mi propia Voz, Mis propias Oraciones. En esa alma veo Mi Voluntad – es decir, queriendo Bien para todos y queriendo Reparar por todos– y me siento conmovido a morar en ella, para hacer lo que Ella hace dentro de Sí Mismo. ¡Oh, cuánto Amaría yo que incluso una sola alma por cada pueblo hiciera estas Horas de Mi Pasión! Me escucharía en cada pueblo, y Mi Justicia, muy indignada durante estos tiempos, quedaría parcialmente apaciguada."

Volumen 11 - 13 de Octubre. 1916

Estaba haciendo las Horas de la Pasión, y el Bendito Jesús me dijo: "Hija Mía, en el curso de Mi vida mortal, miles y miles de Ángeles fueron la comitiva de Mi Humanidad, recogiendo todo lo que hice – Mis pasos, Mis obras, Mis palabras, e incluso Mis suspiros, Mis Dolores, las gotas de Mi Sangre– en suma, todo. Eran los Ángeles encargados de Mi Custodia, y de rendirme honor; obedientes a cada uno de Mis deseos, se elevaban al Cielo y descendían desde él, para llevar al Padre lo que estaba haciendo. Ahora estos Ángeles tienen un oficio especial, y como el alma recuerda Mi Vida, Mi Pasión, Mi Sangre, Mis Heridas, Mis Oraciones, vienen alrededor de esta alma y recogen sus palabras, sus oraciones, sus actos de compasión por Mí, sus lágrimas y sus ofrendas; las unen a las Mías, y las presentan ante Mi Majestad para renovar por Mí la Gloria de Mi propia Vida. El deleite de los Ángeles es tan grande que, reverentes, escuchan lo que dice el alma, y rezan junto con ella. Así pues, ¿con qué atención y respeto debe hacer estas Horas el alma, pensando que los Ángeles cuelgan de sus labios para repetir después de ella lo que dice?"

Volumen 12 - 16 de Mayo, 1917

Entonces, me encontré fuera de mí misma. Estaba en medio de muchas almas – parecían ser almas purgantes y Santos– que estaban hablándome y mencionando a una persona conocida por mí, quien murió no hace mucho tiempo. Y me dijeron: “Se siente feliz al ver que no hay un alma que entra al Purgatorio sin llevar la marca de las Horas de la Pasión. Rodeadas por la comitiva de estas Horas y ayudadas por ellas, las almas toman un lugar seguro. Y no hay un alma que vuele al Cielo, sin ser acompañada por estas Horas de la Pasión. Estas Horas hacen verter continuamente rocío del Cielo a la tierra, en el Purgatorio e incluso en el Cielo.”

Al oír esto, me dije: “Quizás Mi amadísimo Jesús, para guardar la Palabra que había dado – que por cada palabra de las Horas de la Pasión daría un alma– está permitiendo que no haya una sola alma salvada que no se beneficie de estas Horas.

Después, regresé en mí mismo y, al encontrar a mi Dulce Jesús, Le pregunté si aquello era verdad. Y Él: "Estas Horas son el Orden del Universo; ponen el Cielo y la tierra en Armonía, y Me restringen de enviar al mundo a la ruina. Siento Mi Sangre, Mis Llagas, Mi Amor y todo lo que hice, siendo puestos en circulación; y fluyen sobre todos para salvarlos a todos. Como las almas hacen estas Horas de la Pasión, siento Mi Sangre, Mis Llagas, Mis ansiedades por salvar almas, siendo puestas en movimiento, y siento Mi propia Vida repetida. ¿Cómo podrían los seres obtener algún Bien si no es por medio de estas Horas? ¿Por qué dudas? Esto no es tuyo, sino Mío. Has sido el instrumento tenso y débil."

Volumen 22 - 17 de junio de 1927

Después de esto, me encontré fuera de mí mismo, y mientras buscaba a mi Dulce Jesús, encontré al Padre Di Francia. Él estaba todo alegre, y me dijo: "¿Sabes cuántas Bellas Sorpresas he encontrado? No pensé que sería así cuando estuve en la tierra, aunque creí haber hecho bien publicando las Horas de la Pasión. Pero las Sorpresas que encontré son Maravillosas, Encantadoras, de una Rareza nunca antes vista: todas las Palabras con respecto a la Pasión de Nuestro Señor cambiadas en Luz, una más Hermosa que otra—todas trenzadas juntas; y estas Luces crecen cada vez más a medida que los seres hacen las Horas de la Pasión, así que se añaden más Luces a las primeras."

"Pero lo que más me sorprendió fueron unas pocas frases publicadas por mí sobre la Voluntad Divina: cada frase cambiada en un Sol, y estos Soles, invirtiendo todas las Luces con sus Rayos, forman una Sorpresa de Belleza tal que uno queda extasiado, encantado. No te puedes imaginar lo sorprendido que estaba al verme en medio de estas Luces y estos Soles—cuánto contento estaba; y agradecí a nuestro Sumo Bien, Jesús, quien me había dado la ocasión y la gracia para hacerlo. Tú también, agradécele por mí."

Diferentes Métodos de Sostener y Contemplar el Reloj de las Horas

St. Padre Annibale Di Francia recomienda algunos métodos probados para observar las Horas de la Pasión.

El primer método es contemplar una hora del reloj de las horas todos los días leyéndola solo, con tu familia o con otros. De esta manera, puedes completar todas las 24 horas en el transcurso de 24 días.

Un segundo método sería formar grupos de varias personas, por ejemplo 4, 8, 12 o posiblemente 24 personas o más, con cada persona haciendo un compromiso serio para completar una hora del reloj de las horas durante un período específico de tiempo.

El tercer método consiste en contemplar al menos una hora de las Horas de la Pasión cada día, a la hora del día que coincida con esa hora, para lograr en cada caso una familiaridad interna con las Horas de la Pasión, y así internalizarlas hasta tal punto como para poder seguir su contenido espiritualmente durante todo el día.

Tomar una lección de la Pasión de Jesús significa leerla cuidadosamente, meditar sobre ella, contemplarla, formar tu propia vida a partir de ella. No es suficiente con simplemente recordar y compadecer los sufrimientos de Jesús como algo que sucedió hace muchos siglos en un lugar lejano; Se trata principalmente de entrar en la Voluntad Divina, en la cual todo está presente y en progreso, para participar así en los actos interiores y sufrimientos de nuestro Señor, que están teniendo lugar ahora y en este momento particular, con el fin de repetir Su vida en nosotros, crecer a semejanza suya, y derramar sobre cada alma el infinito valor, méritos y efectos de Su Pasión.

Jesús Mismo explica esta importante diferencia: "Quien repite los eventos de Mi Pasión en su alma es esencialmente diferente de alguien que solo piensa en Mis sufrimientos y se compadece de ellos. El primero forma un acto de Mi Vida que toma Mi lugar para repetir Mis sufrimientos, y siento como si los efectos y el valor de una vida divina me fueran devueltos; si alguien solo piensa en Mis sufrimientos y siente lástima por Mí, entonces solo siento la compañía de esa alma. Pero ¿sabes en quién puedo repetir Mis sufrimientos como si estuvieran sucediendo ahora? En alguien que tiene Mi Voluntad como el centro de su vida." (24 de octubre de 1925, vol. 18)

De esto podemos ver que observar las Horas de la Pasión no se trata solo de leer, ni es una devoción, sino sobre la formación de la vida: la vida interior de Jesús. Así, día a día, experimentaremos cada vez más que Jesús realmente vive en nosotros, no sólo nuestra vida, sino Su propia vida divina.

Origen de la Traducción

“Las Horas de la Pasión” fue publicado por el Santo Padre Annibale Maria di Francia con el *imprimatur* del entonces Arzobispo de Trani. Hasta su muerte en 1927, el Padre Annibale publicó varias ediciones, cada una con un prólogo e instrucciones útiles.

Los textos aquí están basados ​​en la edición alemana de “Stundenuhr”, que fue traducida por el Padre Beda Ludwig OSB (1871-1941) y publicada en 1936. Actualmente está disponible como Volumen II en la serie "Das Reich des göttlichen Willens" de la editorial Salvator Mundi.

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