lunes, 20 de octubre de 2014

Lunes 20 de Octubre de 2014

Mensaje de San Francisco de Sales dado a la Vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

San Francisco de Sales dice: «Alabado sea Jesús».

"Por favor, date cuenta de que la razón de que haya tanto malestar en el mundo actual es que las almas creen en la falsedad. La verdad divide, pues delimita el bien del mal. Por eso tenéis facciones en el mundo, tanto en el liderazgo secular como en el religioso."

"Así pues, la cuestión total y completa que nos ocupa hoy es la aceptación o el rechazo de la Verdad. La Verdad de Dios se basa en Sus Diez Mandamientos y en Sus Mandamientos de Amor Santo. La Verdad de Dios es la Escritura. Éstas se apoyan mutuamente; pero la humanidad ha permitido que su propia voluntad sea más importante que cualquier Verdad. Es como si Dios estuviera cosiendo un magnífico tapiz del desarrollo de los acontecimientos humanos, pero el libre albedrío fuera deshaciendo la puntada a medida que se cose."

"Comprended que si la Verdad divide el bien del mal, es la Verdad la que será la Victoria cuando Jesús regrese. Así pues, mientras esta Misión es difamada por apoyar y representar la Verdad, cuando llegue la Nueva Era de Paz, será enarbolada como signo imperecedero de la Verdad."

Lee Efesios 4:11-16

Diversidad de gracias para edificar El Cuerpo de Cristo hasta que todos alcancemos la unidad de La Fe mediante el conocimiento y la práctica de La Fe en la Verdad del Amor

Y sus dones fueron que unos fuesen apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros, para el equipamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a la virilidad madura, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños zarandeados y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por su maña en engañosas artimañas. Antes bien, hablando la Verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la cabeza, en Cristo, de quien todo el cuerpo, unido y entretejido por todas las coyunturas que le son propias, cuando cada miembro funciona debidamente, crece corporalmente y se edifica en el amor.