domingo, 11 de marzo de 2018

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Mi paz a tu corazón!

Hijo amado, las obras que realizo tienen siempre mi Santo Signo. La Cruz es mi marca de que lo que realizas viene directamente de mí, tu Señor.

No tengas miedo. Yo estoy contigo. Con Abraham hice una alianza, convirtiéndole en padre de numerosas naciones. A Moisés llamé y envié, para que hablara a mi pueblo y con el bastón en su mano hiciera mis signos.

Pues esto es lo que te digo ahora, Señor: Haré una alianza contigo a través de nuestros tres Sagrados Corazones unidos, una santa alianza de amor y de fe. Si hice de Abraham el padre de muchas naciones, entonces, a través de estos escritos tuyos y a través de la alianza que ahora hago contigo, serás el padre espiritual de muchas almas que leerán, meditarán, vivirán y ofrecerán todo unido a esta obra, a nuestros Santísimos Corazones.

No comprendes cuán grande es esta obra y cuánto la odia Satanás. A través de esta obra, que he puesto en tus manos, como Moisés con el bastón en sus manos, realizarás mis signos para la salvación de muchas almas, de muchas familias, de muchos, muchos pecadores.

Reza, confía, no dudes nunca de mis palabras ni de mis promesas. Te he elegido, te he llamado y te he preparado para estos tiempos difíciles de gran confusión y oscuridad espiritual, en los que muchos ya no tienen fe y ya no creen.

Sé un hombre de gran fe, de gran amor y fidelidad a Mí, tu Señor y tu Dios. Habla, habla a todos de Mi gran amor y de Mi gran misericordia.

Deseo salvar almas para mi reino de amor. Tú, hijo mío, ayuda a estas almas a encontrar su camino hacia la seguridad llevando mis palabras y mi luz a todos ellos.

Antes de que existiera Abraham Yo Soy, antes de que existiera Moisés Yo Soy. Antes de que tú y esta generación existierais Yo Soy.

Yo Soy te envío, Yo Soy habla a través de ti. Yo Soy te ha elegido de entre muchos para realizar los signos y prodigios de Su amor entre los hombres.

Yo Estoy contigo, ahora y siempre. ¡Tened mi paz!

¡Yo te bendigo!

Cuando Jesús dijo que me había elegido, llamado y preparado, recordé mis sueños, que ocurrieron antes de que comenzaran las apariciones. Recordé las palabras que me dijo la Virgen al comienzo de las apariciones: ¡Dios te pedirá una gran fe!