Escapulario Azul de la Inmaculada Concepción
El Escapulario Azul tiene su origen en la aparición de Nuestra Señora la Inmaculada Concepción el 2 de febrero de 1617 a la Venerable Hermana Úrsula Benincasa, fundadora de las Hermanas Teatinas de la Inmaculada Concepción en la ciudad de Nápoles, Italia. En el anverso, el escapulario lleva la imagen de la Santísima Virgen, la Inmaculada Concepción, que reza siempre por nosotros en todos los momentos de nuestra vida, librándonos del pecado y de las conspiraciones del enemigo. En la parte posterior, presenta la aparición de Nuestra Señora a Sor Úrsula Benincasa. En esta aparición, Nuestra Señora pidió a Sor Úrsula que el Escapulario Azul se difundiera entre todos sus hijos, prometiendo a todos los fieles que lo llevaran con devoción:
Todos serán cubiertos por su Sagrado manto;
Tendrán su defensa contra todas las trampas del enemigo que nos llevan al pecado;
Indulgencias plenarias y parciales, tanto en vida como en muerte;
La curación en las enfermedades;
Fortaleza de la fe ante las dificultades
Una buena muerte asistida por los sacramentos de la unción y de la reconciliación;
La sabiduría y la luz de Dios en los momentos difíciles
La defensa de la Virgen en el día del juicio final
Un escudo de gracias contra todos los peligros;
Su intercesión eterna ante Jesús y muchas otras gracias.
Visión de la Venerable Úrsula Benincasa de 1617
Esta aparición preparó al mundo entero para la promulgación por la Iglesia del dogma de la Inmaculada Concepción de María, que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1854.
Algunos Santos que usaron y difundieron el Escapulario Azul
San Alfonso María de Ligorio (1750), GRAN PROMOTOR DE LA DEVOCIÓN MARIANA, lo utilizó y enseñó a los devotos de Nuestra Señora a tener siempre la protección y la Gracia de María.
Santo Domingo Savio (1842-1857) usó constantemente el Escapulario Azul, fundando el 8 de junio de 1856 una hermandad de la Inmaculada Concepción, difundiendo así esta devoción al Escapulario Azul. El 12 de septiembre de 1856, fue a Turín, Italia, para asistir a su madre que estaba en peligro de muerte debido a un parto complicado, llevó consigo el Escapulario Azul de la Inmaculada Concepción y sólo se lo impuso a su madre, Doña Brígida, que dio a luz a su hermanita Catalina.
El Papa San Pío X (1903-1914) lo llevaba con gran devoción en el pecho, signo constante de su amor a María.
La Beata Madre Úrsula Benincasa, siempre había recibido muchas cartas de las damas de la nobleza europea y de muchas personas devotas de Nuestra Señora que llevaban el Escapulario Azul, contando cuántas gracias y ricas curaciones se habían obtenido a través de este Escapulario.
Oración para la Imposición del Escapulario Azul de la Inmaculada Concepción - Acto de Consagración
Santísima Virgen María, Madre Inmaculada de Dios y poderosa abogada de los pecadores, en presencia de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, de toda la Corte Celestial, de Su castísimo esposo San José, del glorioso San Caetano y de San Miguel Arcángel, a quien elijo como mi especial abogado en mis necesidades espirituales y temporales, arrepentido de todos mis pecados, me dirijo a Ti y te ofrezco mi alabanza y amor en Tu honor.
Por el honor y la gloria de tu dulcísimo Hijo Jesús me consagro y me entrego toda a Ti como su fiel sierva y te ofrezco mi corazón para que me libres siempre de todo mal pensamiento y de las fuerzas malignas de este mundo.
Movido por un ardiente deseo de vivir y morir bajo tu Manto Azul de Tu Inmaculada Concepción, y ahora con toda mi alma te digo: Santa María, Madre de Dios, ruega por mí, pobre pecador ahora y en la hora de mi muerte, para que pueda cantar un día en el Cielo con San José y San Cayetano, Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.