lunes, 12 de junio de 2000

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Ciliverghe, Italia

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, los invito a la oración. No dejen de lado la oración, sino esfuércense por hacer de sus acciones diarias una verdadera oración. Oren, oren, oren. Recen el rosario con amor, porque solo así entenderán la presencia de su Madre entre ustedes.

Solo a través de la oración y abriendo sus corazones puede Dios ayudarlos. Muchos en el mundo de hoy no oran, dejando la oración atrás y alejándose de Dios, y esto, entristece mi Corazón. Este es el tiempo en que incluso los niños ya no oran y no se preocupan por Dios, porque sus padres ya no les enseñan las verdades eternas y el valor de la oración.

¡Qué vergüenza para una familia que afirma ser cristiana y de Dios! Si no hay oración, no hay paz. Y si no hay Dios en sus vidas, no hay salvación, porque solo Él puede dársela. Escúchenme, escúchenme! Abran sus corazones a mí y entiendan mis súplicas. Lloro muchas veces por su desobediencia y rebelión.

Lloro muchas veces por la frialdad de sus corazones y porque dejan pasar mis palabras en vano. Lloro muchas veces por la vergüenza que sienten al hablar de mí y de mi Hijo Jesús a sus hermanos, y al no enseñarles a orar como les pido.

Ofrézcanme un poco de su tiempo y hablen de mi amor maternal a sus hermanos y hermanas, y así me harán felices, como lo hicieron con mi Hijo. Les doy toda mi bendición maternal, una Madre que está muy preocupada por su felicidad: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!